lunes, 27 de septiembre de 2010

NOS ESTAMOS VOLVIENDO LOCOS

Hace años, cuando la educación era más simple, éramos generación de EGB, BUP, COU y FP, los maestros eran profesionales muy respetados en todos los niveles, recuerdo cuando era niña y mis padres hablaban con mi profesor- tutor, el respeto con el que era tratado, tanto en casa como en el centro, el respeto que tanto me inculcaron hacia el trato y la obediencia hacia mis profesores, los castigos y riñas que recibía de mis padres cuando tenían la más mínima queja.

Hoy soy yo la maestra, enseño a niños y niñas de Educación Infantil y trato de concienciarles sobre la importancia del respeto, la tolerancia y esos valores que son tan decisivos para una convivencia sana dentro de nuestra sociedad, esta parte de la educación no se ha modificado, los contenidos, se llamen de una u otra manera, siguen siendo los mismos, pero algo ha cambiado, nuestra relación con los padres y los alumnos llegando incluso, en ocasiones, a una falta clara de respeto.

Ya no se pide, se exige, se protesta por todo, no se aceptan las normas establecidas ni por el centro ni por los profesores, se alegan los posibles traumas que le pueda causar a un niño de 3 a 5 años levantarse temprano y llegar a su hora al aula, ser autónomo, reprenderle si hace algo mal… Por otro lado, se fomentan la violencia, los caprichos, el salirse con la suya, la dependencia del adulto.

Nosotros los maestros tenemos que enfrentarnos diariamente, en muchos centros, a situaciones complicadas y muchas veces violentas, a la falta de respeto continuado y, por desgracia, a veces nos sentimos solos.

En la televisión cada vez se ven más casos de violencia en los centros por parte del alumnado, se habla de acoso, agresión física y verbal…, pero en niveles superiores, ¿es que nadie se ha preguntado qué es lo que pasa en los niveles inferiores? En los siete años que llevo trabajando en esta especialidad en diferentes provincias, he llegado a la misma conclusión conjuntamente con otros compañeros, la situación está empeorando, cuando hablamos con los padres en reuniones, tutorías, básicamente se discuten normas elementales del centro como horarios, autonomía al ir al baño…

Cada vez más se desea una continuidad de la figura de la guardería, en general, se da poca importancia al aprendizaje tanto ético como conceptual. Esa colaboración de la que tanto hablan las leyes de educación entre familia y escuela, cada vez es menos frecuente. Deberíamos preguntarnos ¿por qué somos el enemigo? Muchos compañeros cada curso escolar que viene estamos un poco más desmotivados. ¿Qué deberíamos hacer para mejorar esta situación? ¿Nos estamos volviendo locos?
FUENTE:MÓNICA GARCÍA LAGO, MAESTRA EDUCACIÓN INFANTIL

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